Si ya es algo absurdo medir el tiempo y organizar toda nuestra vida alrededor de esa convención...
¡cuánto más el que todo el mundo se convoque para obligarse a "sentirse feliz" en una fecha determinada, a consumir a mansalva y cebarse para celebrar algo que ha perdido su sentido!
La reunión de Copenhague ha sido un fracaso...
¡quizás haya que disfrazarla de Navidad!
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